22 de abril de 2008

Solo


Estabas sólo entre la oscuridad y el silencio que habitaban en tu casa. Las noches de insomnio eran una rutina más en tu vida. Pasaba el tiempo y lo que te rodeaba era inamovible, era la soledad, la rutina la desesperación. Y tú único consuelo eran las noches en que yo me aparecía, te visitaba y te hacía olvidar por un momento todo eso...
No podías dejar de pensar en mi, de recordar los momentos que habíamos pasado juntos, de desear volver a tenerme, de olerme, sentirme, tocarme, mirarme a los ojos, saborearme...todo eso que ya no podías y necesitabas...cada noche, durante años...se estaba convirtiendo en una obsesión.
Te provocaba ansiedad el tiempo que distanciaba cada una de mis visitas, nunca podías saber de antemano cuando sería y eso, en verdad, hacía que te gustara más, era como un juego.
Las noches en mi ausencia las entretenías viendo viejas fotos, recordando nuestros juegos, las risas y pensando en las noches en que podías tenerme...
Y llegaba el momento, yo aparecía y tu sonreías como un tonto, feliz aunque sabías que no duraría, que no podrías tocarme, ni escucharme, sólo observar mi rostro e imaginar el resto. Eso te valía. Te conformabas con eso aunque lo deseabas todo.
Tenía fecha de caducidad, sabías que la tenía, tarde o temprano eso se acabaría, al igual que ahora.
Pero no te importa, lo disfrutas y lo seguirás haciendo mientras yo te lo permita.

No hay comentarios: