7 de octubre de 2009

Elementos

Hubo una vez que soñé ser aire, me colaba entre los entresijos de tu ser, te acariciaba la cara y mesaba tu pelo. Envolvia tu existencia en una suave brisa fresca y silbaba entre las hojas cantandote nanas.
Hubo una vez que sentí ser el agua de tu cuerpo, dandote vida y forma, fluyendo en tu vivir y meciendote entre mis olas.
Hubo una vez que creí, que viví y existí siendo todos los elementos reunidos en tu centro. El centro de toda existencia, mi centro.

28 de abril de 2009

El metro

Sentada en la boca del metro, espera ver subir las escaleras a alguien que me rescatara de mi hastío, no sabía si hombre o mujer, pero alguien que me hiciese pensar que la vida no era eso que yo conocía, que había mucho más allá de lo que mis simples pasos me habían mostrado...
Lo único que subió las escaleras, fué el gurdia de seguridad que me avisaba de que no podía quedarme ahí quieta, era un lugar de paso, así que debía caminar.
Me fui arrastrando los pies calle abajo, sin rumbo fijo, pensando que nunca encontraría esa señal que tanto buscaba, que nada me haría despertar de la estática emocional...
Y recordé al guardia de seguridad, subiendo las escaleras, con serio semblante "es un lugar de paso, no te quedes ahí parada..."
Eso era. Movimiento, no quedarse quieto, la vida no es un lugar para esperar, sino para caminar, para avanzar, para conocer... eso era.

11 de marzo de 2009

Anonimato

Hoy por hoy, soy lo que soy.
Mañana tal vez sea un yo mas amable...pero siempre mi yo en medio de la gente, mi yo q siempre es y que nunca cambia.
Hoy quizá aprenda a ser como vosotros, pero en el fondo sé que soy yo sin nada que ver al resto...perdida en medio de un montón de gente, encontrandome a mí misma en cada rincón de felicidad escondida en un mundo disfrazado de intenciones sin metas.
Mi yo elevado al infinito cuando soy libre atada a vuestras cadenas...

Hasta siempre...


Me senté delante de la ventana para ver cómo se subía al coche cargado con su caja llena de momentos, calado hasta los huesos debajo de aquel manto lluvioso en que se habia convertido el cielo... y me uní al desfilar de gotas de agua en el cristal, abrí el torrente de mi cuerpo y dejé salir esas lágrimas que tanto me había costado mantener dentro de mí.
Debía ser así, era injusto para él, quizá también lo había sido para mí, pero había llegado el momento y no podía echarme atrás como tantas otras veces...
Lo seguí con la vista hasta que giró en la esquina de la frutería, me sequé los ojos y me giré decidida a ver con una nueva perspectiva el apartamento, mi apartamento.
En un momento me encontré rediseñando los espacios, llenándolos de mí y de mis deseos, preparando un nuevo lugar lleno de sueños, ilusiones y ganas de vivir.
Comenzaba una nueva etapa y la afrontaba con muchas ganas...